miércoles, 19 de noviembre de 2008

Seamos buenos usuarios

Menuda situación. Aunque la biblioteca de nuestra universidad favorezca nuestra escasa y rutinaria demanda...hay que saber siempre que todo lo que brilla no es oro. Por ello, hagamos el papel del usuario demandante de derechos (deberes para el bibliotecario) en nuestra más absoluta condición de estudiantes. Cualquier situación, por trivial que parezca, deberá comunicarse al personal de la biblioteca, sin por ello tener que avergonzarnos, a sabiendas de que estamos desempeñando una labor fructífera para el uso de una instalación tan útil en nuestro aprendizaje.

Ah, por cierto, si las cosas no funcionan como queremos...la culpa es nuestra, jejejeje.

lunes, 17 de noviembre de 2008

Reinventar la Biblioteca Pública

El nuevo espacio que han ido ocupando las nuevas tecnologías, en ocasiones en base al espacio liberado por los viejos soportes, ha originado que el concepto de biblioteca vaya reinventándose. La biblioteca, en nuestros días, va adquiriendo, junto con otros conceptos, nuevas dimensiones funcionales y culturales. Al igual que el concepto y significado de "cultura" ha ido cambiando a lo largo de la historia como sinónimo de civilización y relacionándose a la idea de progreso, la biblioteca empieza a experimentar un cambio definido por el pérfil del sujeto al que sirve: la cultura.
Un buen ejemplo de ello lo constituye la Biblioteca Pública de Dinamarca de la que pudimos ver una presentación en clase a través del video "transformation lab, prototyping the future" (http://es.youtube.com/watch?v=TpFO_L_jA1c). Lo que se semeja más a una completa área recreativa ahora desempeña las mismas funciones que una biblioteca pública. Al decir verdad es al conrario. La biblioteca pública desempeña ahora funciones recreativas, sin dejar de lado por ello su cometido principal: el servir de lugar de aprendizaje. Ahora, el aprendizaje no se realiza solo a través de la lectura, sino a través de nuevos métodos tan innovadores como pantallas táctiles y otros espacios destinados a nuevas actividades de entretenimiento como por ejemplo la música.
Al ir maximizando sus fronteras, en la biblioteca pueden tener cabida infinidad de métodos a disposición de un solicitante que busque la culturización, sin por ello tener que sumirse en una actividad única y poco dinámica como la lectura. Ahora el desarrollo cultural tiene su nuevo atractivo en la diversión y el juego.

martes, 11 de noviembre de 2008

Biblioteca UPO

A pesar de ser el mostrador central de la biblioteca de la Universidad Pablo de Olavide el espacio de máxima referencia; y al que todos le hemos atribuido especial importancia, todavía existe en nuestra biblioteca un lugar aun más imprescindible: hablamos del depósito, aquel lugar al que un libro se destina antes de su catalogación y donde sufrirá diversos procesos para someterlo a la lectura y uso por parte del personal solicitante.
La petición de un libro es llevada a cabo por el personal docente. Son ellos quienes a la hora de confeccionar el programa académico determinan qué libros servirán al alumnado en el curso de la asignatura. Por otra parte, en el sitio web de la biblioteca de la UPO encontramos un espacio dedicado a las sugerencias y propuestas de compra, muy a la mano del usuario cotidiano.
Una vez que se acuerda la compra del material bibliográfico, éste no debe tardar en llegar (siempre y cuando no haya problemas de otro tipo, como por ejemplo el que puede surgir a la hora de hacerse con un ejemplar delicado, valioso o de mucha antigüedad). Tras la comprobación del envío por parte del personal bibliotecario, el ejemplar se somete al sellado (para identificar al libro como perteneciente al fondo bibliotecario de la universidad correspondiente); y a la implantación de un control antihurtos, formado por una delgada varilla que acciona la alarma en caso de que el solicitante no haya recurrido de manera formal a la petición de un documento. Tras ello, se procede a la catalogación, paso crucial para la identificación de un libro. Las tres herramientas básicas a las que el bibliotecario en función recurre para ello son: Las reglas de catalogación, la correspondiente CDU (Clasificación Decimal Universal) y los encabezamientos. Es una labor de especial esmero pues el fallo en un simple dígito numérico o alfabético puede ocasionar el extravío temporal de un ejemplar, asunto de enorme interés para el demandante. A través del programa de gestión bibliotecaria Millenium se realizan todas las catalogaciones y tras la cual se le pondrá el código de barras y el lentejuelo para su correcta y rápida idetificación.
La rapidez con la que el personal pone un libro en funcionamiento y al alcance del usuario es toda la que le otorga la formalización de las peticiones y los imprevistos que puedan surgir. Una vez llegado al depósito y al área de gestión el libro no sobrepasa un límite de 24 horas, por lo que parece una labor óptima. Incluso cuando se trata de encontrar un libro que ha sido colocado en el sitio equivocado, el personal hace un barrido y localiza el libro para su correcto uso. Una actividad eminente mientras el libro físico siga ocupando el grueso de nuestras bibliotecas.