martes, 11 de noviembre de 2008

Biblioteca UPO

A pesar de ser el mostrador central de la biblioteca de la Universidad Pablo de Olavide el espacio de máxima referencia; y al que todos le hemos atribuido especial importancia, todavía existe en nuestra biblioteca un lugar aun más imprescindible: hablamos del depósito, aquel lugar al que un libro se destina antes de su catalogación y donde sufrirá diversos procesos para someterlo a la lectura y uso por parte del personal solicitante.
La petición de un libro es llevada a cabo por el personal docente. Son ellos quienes a la hora de confeccionar el programa académico determinan qué libros servirán al alumnado en el curso de la asignatura. Por otra parte, en el sitio web de la biblioteca de la UPO encontramos un espacio dedicado a las sugerencias y propuestas de compra, muy a la mano del usuario cotidiano.
Una vez que se acuerda la compra del material bibliográfico, éste no debe tardar en llegar (siempre y cuando no haya problemas de otro tipo, como por ejemplo el que puede surgir a la hora de hacerse con un ejemplar delicado, valioso o de mucha antigüedad). Tras la comprobación del envío por parte del personal bibliotecario, el ejemplar se somete al sellado (para identificar al libro como perteneciente al fondo bibliotecario de la universidad correspondiente); y a la implantación de un control antihurtos, formado por una delgada varilla que acciona la alarma en caso de que el solicitante no haya recurrido de manera formal a la petición de un documento. Tras ello, se procede a la catalogación, paso crucial para la identificación de un libro. Las tres herramientas básicas a las que el bibliotecario en función recurre para ello son: Las reglas de catalogación, la correspondiente CDU (Clasificación Decimal Universal) y los encabezamientos. Es una labor de especial esmero pues el fallo en un simple dígito numérico o alfabético puede ocasionar el extravío temporal de un ejemplar, asunto de enorme interés para el demandante. A través del programa de gestión bibliotecaria Millenium se realizan todas las catalogaciones y tras la cual se le pondrá el código de barras y el lentejuelo para su correcta y rápida idetificación.
La rapidez con la que el personal pone un libro en funcionamiento y al alcance del usuario es toda la que le otorga la formalización de las peticiones y los imprevistos que puedan surgir. Una vez llegado al depósito y al área de gestión el libro no sobrepasa un límite de 24 horas, por lo que parece una labor óptima. Incluso cuando se trata de encontrar un libro que ha sido colocado en el sitio equivocado, el personal hace un barrido y localiza el libro para su correcto uso. Una actividad eminente mientras el libro físico siga ocupando el grueso de nuestras bibliotecas.

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